Herbario IES Padre Luis Coloma de Jerez

HERBARIO DEL INSTITUTO PADRE LUIS COLOMA
 

Una de las adquisiciones más importantes del Instituto de Jerez se produjo en 1875 cuando fue presentado al claustro un magnífico Herbario con plantas que provienen del Pirineo Aragonés, envidiable por su trabajo, por su contenido, por su instalación. Aquel Herbario mejoraba a los de las Facultades Universitarias, lo consultaban importantes especialistas, lo querían comprar universidades extranjeras. Contenía miles de plantas perfectamente catalogadas. Ante el respeto y agradecimiento de todos había sido conseguido por el Director D. Nicolás Latorre y Pérez, debido a su celo e interés por el Instituto que dirigía. Sin embargo, en ningún sitio se cita al autor por su nombre, aunque se valora por su trabajo y capacidad, quedó en el anonimato, no aparece en ningún documento.

Cuando D. Juan Miró leyó la Memoria del curso 1874–1875 a principios del curso siguiente (1875–1876), la satisfacción era inmensa ante una donación magnífica que terminaba como broche de oro el Gabinete de Historia Natural: Se trataba de un valiosísimo Herbario. Además de ser riquísimo en número de especies estaba muy bien instalado, con sus fichas y cintas de registro, se valoraba al botánico que hizo la colección, decía que había trabajado muchos años y que va a seguir enviando plantas hasta completarlo.

En el curso 1875–76 se encargan 18 cajas para contener el Herbario. Se hicieron con forma de libro con un grueso de 30 centímetros, de madera los frentes, menos el lomo que es de piel. En el lomo figura un número del uno al dieciocho y las familias que contiene. Costaron 720 reales de vellón que cobró el artesano que las hizo, J. Colomer (Libro de Cuentas de 1877–1878).

También hubo que hacer las carpetas que están dentro de las cajas y que contienen las plantas. Las hizo José Aranda y las facturas aparecen en el Libro de Cuentas de 1877–1878. Cobró por los materiales y el trabajo 1.000 reales de vellón. Estos son los únicos gastos que ocasionó el Herbario.

Como aislantes de la humedad para todas las cajas se tomaron los periódicos locales de aquellos días del año 1875 y hoy constituyen buena muestra de la autenticidad del Herbario aparte de informarnos de la vida local de aquellos días.

Es muy significativo el texto de las Memorias de 1875 que describía el nuevo Herbario. Lo exponemos aquí:
“Este aumento ha sido muy notable durante el año académico de que nos ocupamos. En primer lugar el notable gabinete de Historia Natural, que con justo motivo ha llamado la atención de los naturalistas extranjeros que lo han visitado, se ha enriquecido con un magnífico Herbario, que tendrá pocos rivales, aún en gabinetes de Facultades.
Dicho Herbario consta de unas mil plantas, perfectamente acondicionadas en dieciocho abultados volúmenes, divididos en cuadernos. Cada uno de estos contiene una familia y tiene una cinta registro rotulada, que sale al exterior, para que puedan buscarse en él las plantas con la misma facilidad que las palabras de un diccionario.

En cada planta hay un tarjetón, que contiene su nombre científico, el sinónimo de Linneo, el vulgar cuando lo tiene, su tamaño común, el sitio en que crece, la época de su inflorescencia, el color de la flor y sus aplicaciones a la Medicina, a la Industria y a la Economía doméstica.
El sabio botánico que lo ha formado, trabajando sin cesar muchos años y corriendo en sus herborizaciones los riesgos consiguientes, ha ofrecido que continuará remitiendo a este Instituto las plantas nuevas que adquiera en lo sucesivo y con las mismas condiciones que ofrecen las que actualmente contiene el Herbario.
Éste ha sido codiciado por fitógrafos extranjeros, quienes, a fin de adquirirlo, han hecho proposiciones muy ventajosas al que le ha formado, pero este se ha negado a aceptarlas. Por lo tanto ha sido ha sido una fortuna para el Establecimiento la adquisición de tan preciosa alhaja, adquisición que se debe a las activas gestiones del señor Director actual del mismo, que tanto se afana por su esplendor (Juan Miró Salgado: Memoria del curso 1874–75, páginas 18 y 19. Jerez, 1875).
Esta Memoria fue la primera en la que el Herbario se cita. Pero desde entonces todos los años vuelve a aparecer, siempre valorando su contenido y su riqueza. El herbario del Instituto se comentaba en las guías de la ciudad, en los libros de Historia de Jerez, en los documentos descriptivos de grandes obras de la ciudad o en los libros relacionados con la Educación. Tener aquel Herbario elevó la categoría del Instituto.
 

Procedencia del Herbario

La procedencia del herbario tiene que ver con el lazo de unión que un profesor de Lengua del siglo XIX fue capaz de anudar entre el Pirineo Aragonés y este viejo Instituto del Bajo valle del Guadalquivir.

Dicho profesor responde al nombre de D. Nicolás Latorre y Pérez, catedrático del Instituto de Jerez. En el curso 1866–67 se incorporó al claustro del Instituto un profesor nuevo y joven, D. Nicolás Latorre y Pérez que era catedrático desde el 8 de Julio de 1862 y llegó a Jerez para sustituir al catedrático de Latín y Castellano, D. Juan Ildefonso Gutiérrez que acababa de fallecer. D. Nicolás Latorre era catedrático de Retórica y Poética. Su llegada a Jerez se produjo después de una epidemia de cólera que había mantenido el Instituto cerrado desde Diciembre de 1865 hasta febrero de 1866. Durante los años convulsos del Sexenio revolucionario (1868–1874) impartió clases de Gramática Latina y Lengua Castellana en 1º y 2º curso de Bachillerato. En Noviembre de 1873 fue nombrado Director, cargo que ocupó hasta junio de 1895, fecha de su fallecimiento. Fue profesor del Instituto un total de treinta años y veintidós de ellos director. Conocemos su trayectoria literaria, sus libros y escritos, sus poemas y los premios con que fue distinguido. Era autor desde 1878 del Manual de Retórica y Poética que impartía. Se distinguió en las celebraciones que se hicieron en el Centenario de Calderón de la Barca.
En las Memorias del curso 1895–96 se dice de él que fue un hombre cultísimo, buen escritor y poeta, ejemplar ciudadano, de costumbres intachables, cariñoso maestro, modesto y prudente, recto y justo. Querido por todos (Cayetano Castellón y Pinto: Memoria del curso 1895–96, páginas 5 y 6).
Para recordarlo se acordó hacer un retrato suyo que luciera en la GALERÍA DE DIRECTORES. Se abrió una suscripción para hacer el retrato, que lo hizo Nicolás Trades en 1896 y desde entonces su imagen, con la de otros compañeros, está presente en las paredes de este centro.
Bajo su dirección vivió el Instituto los años más brillantes de su Historia que coinciden con el periodo político de la Restauración: reinado de Alfonso XII y Minoría de edad de Alfonso XIII.

La familia Latorre

En el listado de alumnos que optan a matrícula de Honor en Historia de España del curso 1866–67 se presentó un alumno llamado Manuel Latorre Peset. En cursos sucesivos aparecen en las listas Germán Latorre Peset y Fernando Latorre Peset. Todos ellos hermanos, hijos de un farmacéutico, natural de Larrés, llamado VICENTE LATORRE Y PÉREZ y de Amalia Peset, natural de Torrecilla de Cameros (Logroño). Todos son sobrinos de D. Nicolás Latorre, hijos de su hermano Vicente, que hicieron en Andalucía su carrera, al menos los dos primeros, de los que tenemos noticias en otros ámbitos. Estos niños vivían en Jerez en casa de su tío D. Nicolás Latorre y Pérez, que no tenía hijos (Archivo del Instituto de Jerez. Expedientes de alumnos).

Todas estas personas citadas, combinadas entre sí, fueron las causantes de la adquisición del mejor Herbario de los Institutos españoles. Al menos esta fue la idea que tuvieron las siguientes generaciones sobre la colección de plantas del Gabinete de Historia Natural. Veamos uno a uno:

-D. Nicolás Latorre y Pérez, Cadrático y Director del Instituto se impregna del ambiente que encontró a su llegada al centro donde vio a compañeros, padres, alumnos, personas cultas de la ciudad, autoridades locales, casas de comercio y empresas bodegueras volcarse en la formación de aquellos gabinetes. La participación de todos consistía en donar, en colaborar económicamente, en ayudar a preparar plantas o disecar animales, en ofrecerse para los transportes por los difíciles caminos de la época. D. Nicolás Latorre desde la Dirección se sentía más comprometido que los demás en dotar al Instituto de un Herbario más completo que el existente formado por plantas de un jardín de la ciudad y trajo el Herbario desde Larrés por donación de su hermano Vicente.

- Los sobrinos de D. Nicolás (Manuel, Germán y Fernando) son alumnos del Instituto y como tantos otros debieron estar dispuestos a ayudar en la tarea. Todos los veranos en Larrés había tiempo para ayudar en aquella ingente tarea en compañía de su padre D. Vicente y de su tío D. Nicolás.

Además a Manuel Latorre, el mayor, lo encontramos unos años después, 1874, en la Exposición Bético–Extremeña de Sevilla como presidente de la sección de floricultura. ¿Siguió los pasos de su padre?

Germán Latorre Peset, el segundo, fue farmacéutico y continuó viviendo en Jerez donde contrajo matrimonio con Isidra Setién y Gutiérrez, de Udalla (Santander) y perteneciente a una familia de comerciantes que habían instalado una tienda en la Plaza del Arenal en la casa de su propiedad y parte de la misma alquilada por D. Nicolás Latorre como vivienda. Aquella tienda se convirtió en la Farmacia, que hoy sigue llamándose Farmacia Latorre y la calle que le rodea se llama también Calle Latorre pues en aquella misma casa estaba la casa de D. Nicolás Latorre. Su hijo fue Germán Latorre Setién, cuyo expediente académico se conserva en el Archivo del Instituto “Padre Luis Coloma”.

-D. VICENTE LATORRE Y PÉREZ, farmacéutico de Larrés, profundo conocedor de la Botánica, meticuloso y ordenado, curioso en sus apreciaciones, exacto en la localización de cada ejemplar en el tiempo y en el lugar. Hombre agradecido hacia su hermano, Director del Instituto y tutor de sus hijos que como pupilos ocupaban su casa durante el curso y se formaban para el futuro.

Todas las fechas que aparecen en las fichas del Herbario son a partir del 1874. Entonces debía estar hecha ya la base del Herbario. Las fechas 1874, 1875, 1876, 1877, 1879, 1881, 1882 que aparecen a lo largo del mismo y los meses de Mayo, Junio, Julio, Agosto y Septiembre son coincidentes con la estación veraniega en la que la recogida de plantas era posible y era la misma de las vacaciones de verano de los estudiantes y de D. Nicolás que acudían en dicho periodo a su Larrés natal del que no se alejaron nunca. Pienso en la colaboración de todos ellos en años sucesivos. (Explicaciones dadas por jerezanos relacionados con el Instituto y con D.Vicente Chamorro Latorre y D.Manuel Chamorro Latorre, sobrinos nietos de D.Nicolás y profesores del Instituto en el siglo XX).

Cuando en tiempos posteriores se leían aquellas fichas del Herbario del Instituto, la mente nos llevaba a los campos de Larrés, a los pueblos de Larrés, a los Montes de Larrés, a los Prados de Larrés, a los Barrancos de Larrés, a los Cántaros de Larrés, al río Genar de Larrés.

Ningún Director de este Instituto dejó escrito tantas veces el nombre de su pueblo. Sin embargo, de D. Nicolás Latorre no hemos podido nunca leer en el archivo documento alguno oficial sobre su lugar de nacimiento o circunstancias de su procedencia. La puesta en relación de estos datos ha sido posible ante la pregunta que desde el Instituto Pirenaico de Ecología se nos hizo: ¿Saben ustedes algo de un Herbario que hizo D. Vicente Latorre y Pérez?.
Aquella pregunta fue la pieza del puzzle que nos faltaba. Todo quedó aclarado y leyendo las fichas del Herbario estamos seguros que a D. Nicolás le evocarían los veranos frescos de su tierra frente al tórrido verano andaluz cuando en el Herbario leía aquello de “matorrales sombríos y musgosos, entre los pastos, entre los musgos, en los sitios frescos y sombríos, en los sitios húmedos y cultivados, en el lecho del Gállego, junto a una fuente....”.
Además todos los lugares donde creció una planta quedaron citados, algunos muchas veces. En Jerez nadie se olvidaría de Larrés y la Botánica se estudiaría con el valle de Tena y Acumuer por delante.